Sin duda, Aleja Navarro fue una novia absolutamente feliz el día de su boda, afirma que fueron las veinticuatro horas en las que más ha sonreído y el momento que más ha disfrutado en su vida y, no era para menos, celebraba el amor y para ello eligió hacerlo vestida de Andrés Pajón.
Desde hace varios años, Aleja Navarro es la modelo de tallaje de Andrés Pajón, ella tiene el privilegio de haberse probado casi todos los diseños de la firma, esto incluye la mayoría de los trajes de las colecciones de novias; pruebas que estaban acompañadas por conversaciones en las que, junto a Andrés y Felipe, imaginaban que la medición fuese para el vestido de su boda. De repente, la propuesta llegó, los preparativos para su matrimonio no se hicieron esperar y Aleja no dudó en elegir a la dupla creativa de Andrés y Felipe para la creación del traje más importante de su vida. A la primera cita con los diseñadores, Aleja llegó decidida y, contrario a la silueta sirena que ella suele usar en los desfiles, se enamoró de un estilo clásico entallado hasta la cintura y falda voluminosa. En otras palabras, Aleja quería recrear para el día más especial de su vida la faceta de princesa que muchas mujeres sueñan vivir.
El proceso de diseño se inició y con él, la impronta de Andrés Pajón empezó a surgir: “¿qué tal si los moños los hacemos color rosa?” Una pregunta que tomó por sorpresa a la futura novia, quien con toda la confianza que había depositado en Andrés y Felipe, siguió su instinto y tomó el riesgo, una propuesta a la que le siguió otra más audaz: “¿qué te parece si no hacemos un solo vestido, sino tres?” Como modelo Aleja está habituada a cambiarse de look muchas veces en un día, así que la posibilidad de lucir no solo un vestido, sino tres el día de su boda, no sería complicado para ella y, más aún, si cada uno de estos trajes tenían la magia que solo Andrés y Felipe son capaces de crear, pues como Aleja lo dice: “ellos diseñaron tres vestidos y cada uno, fue más hermoso de lo que yo imaginaba”.
“Yo no me lo quería quitar, porque es el vestido más lindo que he visto en mi vida. Cuando entré a la iglesia y mi novio me vió, me dijo al oído: ‘me estoy casando con un ángel’. Yo me sentía totalmente preciosa y pensé: ‘estoy en el momento correcto, en el lugar correcto, con el vestido correcto’”.
“Lucir este vestido fue una experiencia deliciosa, porque uno tiene nervios y ansiedad, pero este diseño es relajado y tranquilo, sentía que se parecía mucho a mí. Yo nunca me quedo quieta, me encanta moverme, bailar y siento que este traje me permitió hacerlo y gozarme la fiesta con una sensación de confort y elegancia”.
“El tercer vestido fue una verdadera sorpresa para todos en la fiesta, sin llamar mucho la atención Andrés me sugirió que hiciéramos el cambio y, justo en medio de mi ausencia, mi novio decidió dedicarme una canción, al no encontrarme me llamaron con el micrófono, yo llegué corriendo y todos se asombraron al verme. El vestido era fabuloso, quién no se haya puesto flecos en la vida, tiene que hacerlo; moverse con este vestido era una sensación fantástica. No paré de bailar y de dar vueltas en la pista, por eso lo relacioné con la vida, pues en ese momento yo estaba consciente y presente, disfrutando todo lo que estaba pasando”.
“Mi primera medición fue con un vestido que estaba listo en un 90%, algo que me sorprendió. Cuando llegué Andrés me dijo: ‘ya viene el vestido’ y de verdad el vestido llegó. Al verlo me emocioné muchísimo y al medírmelo me puse a llorar, fue un momento único, pues estás luciendo lo que te has imaginado, recuerdo que no me lo quería quitar”.
“Cuando elegí a Andrés y Felipe, lo hice porque sabía que junto a ellos viviría una verdadera experiencia, no solo porque son unos seres humanos amorosos, cariñosos y sensibles, sino también porque son unos diseñadores talentosos y propositivos. Ellos realmente logran que la novia que están vistiendo sea la mujer más bella del mundo el día de su boda. Creo que ese es su gran éxito”.